suspender sus vacaciones

Redacción: El espectador

A pesar de que varios legislativos del mundo también tienen extensas vacaciones a final de año o en los meses de verano, el periodo de vacaciones del Congreso colombiano ha sido criticado y hasta catalogado de excesivo. Y es que, según la Constitución, los senadores y representantes tienen dos periodos fijos de sesiones, que, al sumarse, dan como resultado 8 meses de trabajo legislativo y 4 meses de descanso.

Ningún otro cargo en el Estado o fuera de este tiene tal extensión de vacaciones, por lo que las críticas han abundado en este tema. Tanto así que en esta legislatura se llegó a radicar un proyecto de reforma constitucional para que las sesiones comenzaran desde enero, en vez de marzo. Aunque el texto vino del representante Gabriel Santos, de la bancada de Gobierno, no tuvo mayor discusión y fue archivado por falta de trámite.

Ahora, en el primer mes de 2021, varios congresistas han señalado que, debido a la pandemia, el Legislativo no puede esperar a marzo para reanudar actividades, sino que se debe volver al capitolio lo más pronto posible. Sin embargo, así lo quisiera, el Congreso no puede volver por sí solo a sesionar de forma ordinaria antes del 16 de marzo. Esto debido a que es la propia Constitución de 1991 la que dictamina los tiempos de la legislatura.

De acuerdo con el artículo 138 de la Carta Magna, el Congreso podrá reunirse por derecho propio en sesiones ordinarias en dos periodos del año. “El primer período de sesiones comenzará el 20 de julio y terminará el 16 de diciembre; el segundo el 16 de marzo y concluirá el 20 de junio”, reza la Constitución, que añade que, de no poderse reunir en las fechas fijadas, el Legislativo podrá hacerlo tan pronto como fuere posible, pero dentro de los dos periodos indicados.

El único que puede convocar a sesiones extraordinarias del Congreso es el Ejecutivo, y estas solo se podrán realizar durante el tiempo y el temario que la Presidencia fije. Eso sí, la Constitución señala que la función de control político es permanente, por lo que la puede ejercer en todo tiempo, sin depender del poder Ejecutivo. Esto quiere decir en pocas palabras que, para volver a sesionar en este mes de enero, el Congreso depende de que el presidente Iván Duque convoque a sesiones extraordinarias y fije los temas y tiempo de estas.

Normalmente este tipo de sesiones se convocan a final de legislatura, cuando la Presidencia necesita que se saque con urgencia un tema de su interés. Un ejemplo de esto fue la convocatoria a extraordinarias en este diciembre para que se diera todo el trámite al Código Electoral. Aunque este proyecto podía estudiarse y ser votado en marzo, la urgencia de tener esta reforma antes del inicio del año electoral llevó a que se discutieran estos temas en sesiones extras.

Sin embargo, ahora es el Congreso el que le está pidiendo que convoque a sesiones extraordinarias y la razón principal es el agravamiento de la pandemia en los últimos meses del 2020 y las primeras semanas del 2021. Uno de los que ha radicado solicitudes de este tipo fue el representante Mauricio Toro, que envió a Casa de Nariño una propuesta para convocar a sesiones extraordinarias. Este pedido tiene como elemento especial que, debido a que es el presidente Duque el que debe fijar los temas de las extras, se solicitó que se incluya toda la agenda legislativa en curso como temario de estas.

“De forma respetuosa me permito solicitarle que ejerza las facultades que le confiere la Constitución Política en su artículo 200, numeral 2, para que se convoque a sesiones extraordinarias al Congreso de la República, no solo para debatir unos pocos proyectos, sino que se incluya la totalidad de la agenda legislativa que está en trámite en el Congreso”, dice la comunicación que el representante de la Alianza Verde envió al presidente Duque.

Toro hizo énfasis en que el primer mandatario es el único que tiene la facultad para hacer esta convocatoria, que es necesaria “en momentos en que la pandemia del COVID sigue cobrando vidas en el país, y los ciudadanos demandan que sus autoridades e instituciones trabajen sin cesar”. El representante recordó que en 2020 el Congreso comenzó sesiones tarde y perdió tiempo en el debate de la legalidad de las sesiones virtuales, por lo que “esto se convertirá en una forma de compensar los meses que no se pudo sesionar al inicio de la emergencia sanitaria”.

El congresista de los Verdes también señaló que convocar a sesiones es una forma en la que el presidente permitiría que se lleve a cabo las labores de control político, propias del Legislativo, por lo que “será un mensaje de absoluto compromiso con el equilibrio de poderes y el cumplimiento de la Constitución, en uno de los momentos más difíciles de nuestra nación”.

José Daniel López fue otro de los congresistas que se manifestó a favor de convocar a las extraordinarias. Aunque, en este caso, el representante de Cambio Radical expresó que estas sesiones se debían centrar en la discusión de la prorroga a la ley de subsidio a la nómina y a su proyecto que busca quitarle el IVA al internet. De igual manera, el político bogotano expresó que se debería aprobar la iniciativa de Gabriel Santos de ampliar el periodo legislativo. Por último, aseguró que él y su equipo no están de vacaciones, pues están alistando proyectos para presentar y se están llevando a cabo labores de control político.

En un sentido parecido, el representante David Racero, de la lista de la Decencia, pidió convocar a sesiones extraordinarias “de manera inmediata y con mensaje de urgencia”, para poder discutir proyectos relacionados con la renta básica. “Necesitamos asegurar condiciones a la ciudadanía, para aislamiento en el marco de pico de COVID-19”, concluyó Racero.

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