manejo de litigio con Nicaragua

Redacción: Zonacero

El expresidente colombiano Ernesto Samper (1994-1998) considera que el país se equivocó en el manejo del litigio con Nicaragua, en el cual perdió 75.000 kilómetros cuadrados de mar, y es partidario del diálogo para negociar un nuevo tratado limítrofe en el Caribe.

«Ha habido un sector del país, en el cual yo me incluyo, que hemos sido partidarios desde hace muchos de que el litigio con Nicaragua se solucione de una manera pacífica a través de un diálogo», dijo a EFE el expresidente a propósito de la presentación de su libro «El calvario de La Haya», que tuvo lugar este martes en Bogotá.

Samper aseguró que otras corrientes «prefirieron que se llegara inclusive a la vía de la confrontación judicial» ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya.

«Ahí ha habido tres demandas de Nicaragua y ya hemos perdido dos. Sin embargo, creo que todavía hay posibilidades, en este momento, de buscar a través del diálogo, una solución a nuestros problemas limítrofes con Nicaragua», agregó.

En la sentencia del 19 de noviembre de 2012, por una demanda presentada en 2001 por Nicaragua ante la CIJ, Colombia mantuvo la soberanía sobre el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, así como de los cayos que lo integran, y conservó 12 millas náuticas del agua que rodea estos territorios.

Sin embargo, perdió con Nicaragua casi 75.000 kilómetros cuadrados de mar y no ha aplicado la sentencia de la CIJ, y el país centroamericano asegura que son más de 90.000 los kilómetros cuadrados que ganó.

Nicaragua pudo extenderse al este del meridiano 82, considerado por Colombia como la frontera común en virtud del Tratado Esguerra-Bárcenas, firmado en 1928 y demandado por Managua ante la CIJ.

Los yerros de Colombia 

Samper aseguró a EFE que no escribió «para hacer juicios políticos» a sus sucesores sino «para señalarle al país que esos temas internacionales no se pueden manejar simplemente teniendo en cuenta qué impacto producen en la opinión local, sino qué impacto producen en la soberanía internacional. Ese es el propósito del libro».

Al referirse a los errores de los diferentes gobiernos para tratar el diferendo dijo que han sido varios y que la primera falla fue «haber dejado llegar el tema hasta la Corte de La Haya».

Recordó que en un informe encargado a internacionalistas durante su Gobierno, «la primera recomendación era precisamente que no dejáramos llegar el caso hasta La Haya porque allí no teníamos nada que ganar».

Ese informe lo solicitó Samper porque se intuía que Nicaragua podía demandar a Colombia ya que en febrero de 1980 la Junta Sandinista declaró nulo el Tratado Esquerra-Bárcenas y reclamó el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

Otra falla fue que el país alegó que la Corte de La Haya no era competente. «A ningún juez le gusta que le desconozcan su competencia y en este caso estábamos invocando esta excepción sin tener razones jurídicas para hacerlo».

Una tercera equivocación fue que no se tuvieron en cuenta circunstancias especiales como la presencia de raizales en el banco coralino en litigio. «Eso lo hubiéramos podido alegar para que la Corte hubiera fallado de manera distinta», dijo.

Negociar nuevo tratado 

Pese a los reveses de Colombia en la CIJ, Samper considera que «todavía hay salidas» y la principal es «sentarse a definir un nuevo tratado de límites con Nicaragua y traerlo al Congreso de Colombia tal y como lo prevé el artículo 101 de la Constitución«.

Otro camino que se debe explorar es buscar una «administración conjunta» de la reserva coralina de Seaflower con los «seis países que tienen vocación de jurisdicción sobre ella».

La Seaflower es la más grande del Caribe y «la tercera formación coralina del mundo», que se extiende por el Caribe occidental «sobre el cual tienen vocación (de jurisdicción)» Colombia, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Honduras y Jamaica, indicó.

«La idea es crear una zona de administración conjunta del banco como está prevista y reglamentada por parte de la Unesco como organismo de Naciones Unidas» que se encarga de estas zonas transfronterizas, agregó.

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