Rostros cansados es el reflejo de decenas de personas que aguardan desde hace muchas horas en el aeropuerto Ernesto Cortissoz de Barranquilla tras la suspensión de los vuelos a todo destino de la aerolínea Viva Air.
Desde niños en brazos hasta adultos mayores, afectados por esta decisión radical, se encuentran padeciendo de jornadas extenuantes a la espera de una solución para retornar a sus diferentes destinos.
Cuatro pasajeros de esta aerolínea tomaron la vocería y ahora representan a cerca de 50 usuarios que se han visto afectados ante las mesas de diálogo con la Aeronáutica Civil y la Policía Nacional. El objetivo es llegar a un acuerdo con la entidad nacional en la que puedan reprogramar los vuelos o en su defecto ubicarlos en las diferentes aerolíneas disponibles.
Gerson Castro, uno de los representantes de los usuarios de Viva, precisó que hay un diálogo con el general Jorge Urquijo, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, quien les manifestó que se encuentran a la espera de un vocero del Gobierno nacional para continuar con las negociaciones y solucionar esta problemática.
“Ningún representante del aeropuerto ni la aerolínea se han contactado con nosotros para ponerse al frente de la situación”, señaló Castro, quien se disponía a viajar a Medellín en horas de la mañana y que también resultó afectado.
Yull Méndez, usuario afectado, contó desde las 2:30 de la mañana de este martes llegó junto a ocho integrantes de su familia al aeropuerto porque tenían vuelo hacia San Andrés con escala en Medellín. La sorpresa al llegar es que los habían cancelado todos y desde entonces solo anhelan poder llegar a sus hogares.
“Esto es un fiasco, hemos estado mal y discutido con muchos aquí para que nos solucionen. No hay ni un operador del aeropuerto ni de la agencia que nos responda, en pocas palabras se perdió la plata”, expresó.
Hizo un llamado a acelerar los diálogos y disponer de una solución clara y rápida ante la penurias que muchos pasajeros están pasando esperando en la terminal aérea.
“Nosotros no somos de aquí, no tenemos dónde quedarnos hoy ni qué comer. Prácticamente estamos a la deriva en un ciudad que no es de nosotros. Los vuelos a San Andrés están en 1 millón de pesos y cogimos Viva evitando el alto costo pero fue peor”, precisó.
Desde las 5:00 de la mañana, Rubén Osorio, de 70 años, se encuentra en el aeropuerto Ernesto Cortissoz esperando poder volar hacia su ciudad de destino, Medellín.
Manifestó que la cancelación de los vuelos de Viva lo ha perjudicado mucho y sin tener opción alguna par embarcarse en otro avión.
“De un momento a otro nos dijeron que habían cancelado los vuelos de Viva nacional e internacional, lo cual nos perjudicó y tampoco nos dan una solución”, dijo.